sábado, 9 de enero de 2010

Iemanjá - Virgen Stella Maris

Alexiis, 7 de enero, 2010

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Son las cuatro y cuarto de la mañana, apenas me estaba durmiendo y nuevamente el campanilleo. Estoy cansada, mi cuerpo no responde como debería y, en fin, trataré de elevar mi vibración para conectarme y si no será como dije al principio, que a la mañana me conecto. . . .

Sí, hace rato que mi nombre viene dando vueltas en tu cabeza, soy IEMANJÁ, la Diosa Sirena más conocida en la zona de Brasil, pero en la religión católica se me conoce como la Virgen Stella Maris. No importa con qué nombre se me denomine, ya que el nombre en sí es solamente una clave para los seres humanos para saber con qué ser de luz están tratando.

Sé que te ha impresionado mi imagen y estuviste tan atraída como para buscar cuáles son mis características y por eso he venido a comunicarme a través tuyo con la humanidad. Puedes compartir algo de la información que has recopilado.

Es cierto soy lo que llaman la Diosa del Mar, pero igualmente formo parte del grupo de diosas que se están agrupando actualmente en la Tierra para ayudar a introducir nuevamente la energía femenina en el planeta. La Madre Tierra necesita la ayuda de todas nosotras. Cada una de nosotras estamos contribuyendo con su parte.

Lo fundamental es la enseñanza del amor, la enseñanza de la gratitud y de la bendición. Es una enseñanza que tendría que recibir el ser humano desde el momento en el que por primera vez abre sus ojos al nacer, pero lamentablemente esto falla por muchos lados y muchas veces aunque un bebé recibe demostraciones de amor, ese aprendizaje, esa conciencia del amor luego se va diluyendo a medida que crece.

Es una pena queridos, es una pena, dense cuenta lo que es el amor, aprovéchenlo, disfrútenlo, ya que es la energía vital de ustedes. Los cuerpos de ustedes que no tienen el amor, van vegetando y van envejeciendo y fundamentalmente tienen que empezar a amarse a si mismos.

Esto es todavía algo te está faltando Alexiis, por eso sigues teniendo todavía problemas físicos. Sé que has mejorado mucho con el andar del tiempo, pero todavía falta, todavía falta más amor a vos misma, para que se te vayan los últimos vestigios de problemas físicos que tengas, es necesario que aún te quieras más, amarte, agradecer y bendecir.

Y no solamente vos, sino todos, todos y cada uno de ustedes. Acéptense como son y partan desde ahí ya que el cuerpo físico es solamente el ropaje del alma y el alma es hermosa, es bella.

Yo sé que entre muchos de ustedes ahora se está propagando la enseñanza del cuerpo de luz, profundicen en ella, profundicen en lo que representa el cuerpo de luz porque eso les permitirá elevarse a alturas no conocidas de otra forma. Alturas energéticas que les harán mucho bien y les permitirán apreciar más el panorama total de la vida.

Vengo hoy por primera vez, y sí Alexiis es medianoche para vos, o de madrugada, pero te he estado llamando la atención y he querido comunicarme pero evidentemente no te has dado cuenta que en realidad era yo. Yo sé que mandaste mi imagen con una pequeña explicación a tus lectores y desde ayer estoy llamando a tu puerta, pero es que como si no te animabas a dejarme entrar porque creías que era tu fantasía.

No, soy yo, real como soy, la que te ha estado llamando. Así que comprenderás que tuve que aprovechar cualquier momento y finalmente lo he logrado. He logrado como para decir a la humanidad: ÁMENSE, VIVAN ALEGREMENTE, JUEGUEN, DIVIÉRTANSE y DISFRUTEN DE LA VIDA.

Yo Soy IEMANJÁ, la DIOSA DEL MAR.

http://alexiis-vozdelaluz.blogspot.com

INFORMACIÓN ADICIONAL:

El día de Iemanjá

El día 2 de febrero se festeja en todos los países americanos del Atlántico Sur el día de Iemanjá (o Jemanjá, o Yemanyá), orixá femenino del panteón yoruba originario de Nigeria y trasladado al continente americano en el periodo del tráfico de esclavos junto con el resto de sus religiones y costumbres. Siguiendo las prácticas del sincretismo, se identificó con ella a la Virgen María bajo su advocación de Stella Maris, patrona de los navegantes, marineros y pescadores, que quedó así trasformada para los afroamericanos en Iemanjá, diosa que reina en el mar, madre ge-nerosa que representa tambien la fertilidad, con muchísimos hijos propios y adop-tados, protectora de los barcos y de los pescadores y dueña de los frutos del mar.

En su forma original esta deidad es venerada desde remotos tiempos por mi-llones de africanos. Posteriormente, en América, personas de todas las razas, ne-gros, mulatos y blancos, se han adherido a su culto, movidos muchos por la fe, otros por superstición o curiosidad, y también un gran número en las últimas décadas por razones comerciales.

Esta fiesta es de tal magnitud que esa noche, visto desde una nave espacial, aparecería iluminado como una sola guirnalda de luces intermitentes el contorno atlántico de nuestro continente. Desde la madrugada del dia de la Virgen, largas procesiones de creyentes y no creyentes, con sus carpas, grandes trajes, cintas blancas y celestes, gigantescas fuentes de ofrendas y barcas se trasladan a las arenas de las playas, donde se cavan grandes hoyos en la arena para proteger las llamas del viento y se prenden cientos de velas celestes y blancas.

Durante el día y la noche siguiente se realizan bailes religiosos, suenan los tambores y los cánticos, se hacen ofrendas de sandía, palomitas de maíz y caracoles. Muchísimos caracoles, preferentemente de color rosado, son devueltos al mar y también flores: millones de rosas y claveles, y se hacen a la mar barcas iluminadas con velas y cargadas con perfumes y conchas de caracoles.

Miles de cartas de enamorados, de madres, de enfermos, de gentes que agrade-cen y gentes que piden salen ese día al mar en busca de protección y de esperanza. Dice la leyenda que aquellas que son devueltas a la orilla no fueron atendidas por la santa...

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